En un país muy lejano pero lleno de alegría se respiraba un aire de paz y tranquilidad, un sitio deseado por muchos y contemplado por pocos. Siendo muy precoz, Rafael vivió su niñez, juventud y adultez con una sola misión impuesta por él mismo: llenar al mundo entero del entorno que se vivía en su pequeña nación.
Su interés principal era llegar a todos los corazones de las personas malvadas que hacían las guerras y no permitan el desarrollo mundial. Una forma de hacer esta tarea tan dura la llevó a cabo con astucia, sin utilizar armas, solamente una hoja, un bolígrafo y su imaginación. Sabía que para lograr este cambio, debía llegar primero a niños de su edad, de esta sus propuestas de renovación hacia el pensamiento fueron escuchadas . Era increíble cómo su imaginación volaba, todo lo plasmaba en letras que al leerlas llevaban a otra dimensión.
Rafita, como le decían de cariño, empezó a escribir a los 10 años con creaciones que ni un adulto con amplio conocimiento en literatura se atrevería a realizar. Empezó a ser reconocido por dichas obras. A medida que fue creciendo, los amantes de sus escritos también. Poco a poco todo el mundo sabía de él. Los presidentes de varios países lo llevaron para hablar, pues Rafita, además de sus creaciones e imaginación, llevaba un mensaje de paz y reconciliación. A los 14 años realizó, quizás, el viaje más importante de su vida. Fue a ROMA a encontrarse con su santidad el PAPA. Sí siendo un niño fue capaz de lograrlo, ¿Sería posible ver lo que podía lograr a través de las letras? … “cambiar el mundo”.
Su aspecto fue cambiando, ya no era ese pequeño de 10 o 14 años; era un hombre de 28 años, pero su pensamiento de cambio se mantenía intacto. Aunque en ocasiones se sentía vencido por no ver cambio alguno reflejado en las acciones cometidas por unos pocos y que afectaban al resto de la humanidad, siempre había alguien que le daba muchas fuerzas para seguir adelante.
Su evolución fue como una persona normal. El sufrió por amor hasta el día en que conoció a su amada ROSA, quien desde que se comprometió con él nunca lo dejó solo. El día de su boda, su obsequio fue una obra inspirada solamente en ella donde le demostraba todo su amor. Ella lo bautizó su “ESCRITOR DE AMOR”, fue tan fuerte este sentimiento, que los frutos de esta unión fueron dos hermosos hijos, quienes desde su nacimiento fueron afluente de su inspiración.
Un día, inesperadamente, llegó a su casa un correo que quizás le daría un vuelco a su vida. Era la nominación a un premio de literatura y paz como resultado de sus escritos y postulaciones. Su familia se regocijó de alegría, al igual que los habitantes de su pueblo natal, conocido como territorio de paz, gracias a la inspiración de un hombre que quiso cambiar el mundo a través de su imaginación.
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María Amparo Chinome
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